Alguna vez te has preguntado ¿cómo sería dedicar tu vida a un oficio, una profesión, una rutina?, pues Adis Serrano, secretaria del servicio de Patología en el Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel asegura que “es fantástico”.

Serrano, hoy de 61 años de edad, decidió decir adiós después de laborar durante 40 años en una institución que ha visto crecer con el tiempo hasta convertirse en el centro de atención pediátrica de referencia del país.

Ella recuerda que comenzó a trabajar en el hospital en octubre de 1980, cuando recién había cumplido 21 años de edad y estudiaba enfermería en la Universidad de de Panamá.

Durante los primeros años, dice Serrano, le correspondió rotar como secretaria en diferentes áreas como Consulta Externa, Admisión, la Central Telefónica e incluso estuvo cinco años en la biblioteca institucional hasta que finalmente fue designada como secretaria en el Servicio de Patología desde donde sirvió por 30 años.

“Cuando llegué no sabía cómo funcionaba el Servicio, trabajamos con máquinas de escribir en un área súper pequeña y aunque adaptarnos al sistema por computadora fue difícil, admito que leer las escrituras médicas y conocer de diagnóstico fue el trabajo más arduo”, narra Serrano notablemente emocionado y en medio de sonrisas.

Serrano, madre de dos hijas y abuela de cuatro pequeñas, ha sabido sobreponerse a muchas situaciones, entre ellas, el cáncer de mama que le fue diagnosticado en el 2014 y del cual salió victoriosa después de una larga lucha, después de cinco años.

“Me siento bendecida y agradecida por todo lo que me ha tocado vivir, Dios ha sido mi fortaleza y he contado con el apoyo incondicional de mis compañeros quienes siempre me han acompañado y siempre estaré agradecida por eso.”

Siempre con un corazón sensible, sonrisa sincera, abrazo cálido o una palabra de aliento, así la describen quienes han trabajado con ella.

“La señora Adis siempre es amable y tiene una carcajada que nunca vamos a olvidar, además prepara el mejor café. Es muy diligente, tiene una excelente calidad respecto al trato hacia todas las personas, no habrá nadie que llene el espacio que va dejar, la vamos a extrañar muchísimo”, comentó Lizbeth Campillo, laboratorista en el Hospital del Niño.

La tan cariñosa y entrañable señora Adis, apagará la alarma que la levantaba cada día a las 3:30 a.m. para estar puntual en su puesto de trabajo y se dejará ir para disfrutar de sus nietas, hijas y madre.

Al despedirse de su segundo hogar en el Hospital del Niño, la señora Adis concluyó:  “aquí he visto crecer no solo al Servicio, sino también a varios médicos, técnicos y varios compañeros que siento como si fueran mi familia y sinceramente son a ellos lo que más voy a extrañar”.